Autor: Janis López Ospina

La actual crisis derivada de la Pandemia por Covid -19 ha impactado todas las esferas de la vida, entre ellas el mundo laboral. Muchas empresas han debido modificar su dinámica de cara a cumplir con su objeto misional. Esto hizo visible la importancia de fomentar el crecimiento psicológico, especialmente la flexibilidad, porque permite que los seres humanos realicemos construcciones más complejas sobre la realidad y hacer cambios positivos, lo cual puede repercutir favorablemente en la forma en la que los trabajadores afronten las situaciones derivadas de la crisis y en su desempeño.

Las personas flexibles pueden tener un mayor nivel de complacencia con las situaciones que viven en el ejercicio de su labor (Sanín y Salanova, 2014). De ahí que, si la organización aspira a que su personal se encuentre satisfecho, deberá apuntar al desarrollo de esta dimensión. Al agregar valor a su trabajo podría reducir efectos negativos como el ausentismo, la rotación, las quejas, la resistencia al cambio y la pérdida de bienestar del personal (Littlewood, H.F., 2008). Además, promover la flexibilidad en los trabajadores puede hacerlos más resilientes.

La resiliencia en el contexto de psicología ha sido definida, en términos generales, como la capacidad que tienen las personas de adaptarse a factores perturbadores, de estrés o adversidades. “Hoy en día las personas se enfrentan a cambios constantes en su entorno laboral, tanto de tipo interno como externo, y la resiliencia podría mostrarse como el recurso clave a la hora de favorecer su adaptación y bienestar. Esto es, las personas resilientes están mejor equipadas para tratar con los estímulos estresantes de los entornos de trabajo constantemente cambiantes, así como están más abiertas hacía las nuevas experiencias, son más flexibles ante las demandas cambiantes y muestran mayor estabilidad emocional para afrontar situaciones estresantes” (Meneghel, I., Martínez Martínez, I. M., & Salanova, M., 2013. Pág. 15).

La organización puede favorecer la flexibilidad de sus trabajadores, es decir, un mejor afrontamiento de las situaciones de incertidumbre cuando proporciona canales de información adecuados, claros y oportunos. Ello también favorece el engagement, pues según Ospina y Meneghel (2016) la Claridad Organizacional es la variable independiente de clima organizacional que tiene mayor capacidad de predicción del Engagement.